Que no es gris, que es azul…, Luisa, lo que vemos ante esa ventana. Bellísima experiencia ante un cielo y un mar tan volátiles como la cortina que los descubre.
Solo por esto merece la pena vivir y es el contrapunto a la cruda realidad que vivimos. Y su bálsamo.
Como “eres mujer; nada humano te es ajeno”. Y me sumo a las palabras de aliento de mis compañeros. Con nosotros no podrán.
Muchos besos.